Soy Lorenzo, un educador apasionado y comprometido con el desarrollo integral de los niños, especialmente aquellos que enfrentan retos únicos en su aprendizaje. Mi vocación como maestro nació desde muy joven, inspirada por dos maestras que marcaron mi vida en Estados Unidos: Miss Jacobs y Mrs. Jordan. Ellas sembraron en mí la semilla del amor por la enseñanza, un sueño que, con el paso de los años, se transformó en una misión de vida.

Me gradué de la Licenciatura en Intervención Educativa en la Universidad Pedagógica Nacional del Estado de Chihuahua en Ciudad Juárez, donde me especialicé en la línea inclusiva (generación 2015-2019). Posteriormente, continué mi formación académica al cursar una Maestría en Educación Especial en el Instituto de Estudios Universitarios, campus Puebla. A lo largo de mi preparación, descubrí que mi propósito era brindar herramientas y oportunidades a los niños con discapacidad, ayudándolos a alcanzar su máximo potencial.

Durante mi trayectoria, he adquirido una rica experiencia práctica y profesional. Realicé mis prácticas profesionales en Fundación Integra como parte del programa Luminar, y trabajé en diversos institutos y centros de terapias en Ciudad Juárez, entre ellos CECUIMEX y Explora tu Potencial A.C.. En cada uno de estos lugares aprendí que la verdadera enseñanza no solo implica conocimientos técnicos, sino también empatía, paciencia y amor por los niños.

Además, he enriquecido mi formación mediante múltiples diplomados y talleres, tanto en línea como presenciales, en áreas como logopedia y lenguaje, Montessori, enseñanza de empatía, y la aplicación de ABA en el autismo, entre otros. Cada aprendizaje ha sido un paso más hacia mi objetivo de brindar una educación integral y transformadora.

Desde 2018, trabajo como maestro de inglés, aunque mi experiencia en el ámbito educativo comenzó a los 18 años, primero como asistente y luego como maestro. He trabajado con niños de preescolar y primaria, y esos primeros años confirmaron que la enseñanza sería mi camino.

En 2020, durante la pandemia, mi sueño de años tomó forma. Con fe en Dios y el apoyo incondicional de mi familia y mi esposa, fundé Chisharitos, un proyecto que comenzó en un pequeño cuarto de 4×4 metros en mi hogar. Lo que inició como un espacio de regularización para niños se ha transformado en un centro que brinda apoyo integral, combinando amor, profesionalismo y perseverancia.

Mi esposa ha sido mi mayor apoyo emocional y mi compañera en los momentos más difíciles, mi fortaleza en los días de duda. También agradezco profundamente a mis padres, quienes siempre me han alentado a seguir adelante. Ellos, junto con mi fe en Dios, son la razón por la que he podido avanzar en este hermoso camino.

Ahora, en 2025, estamos cerca de cumplir tres años desde la fundación de Chisharitos. Nos preparamos para convertirnos en una asociación civil, un paso que sabemos será el inicio de un impacto aún mayor. Creo firmemente que el amor, la fe y la perseverancia son las claves para transformar vidas, y me siento honrado de poder hacerlo a través de este proyecto.

Hoy puedo decir que ser educador no es solo mi profesión; es mi pasión, mi propósito y mi forma de retribuir al mundo todo lo que me ha sido dado. Estoy emocionado por lo que el futuro nos depara y agradecido por cada niño y familia que nos permite ser parte de su historia.